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El pasado dia 16 de octubre pude tener la revelación de lo que significa en la práctica eso que llamamos «manifestaciones superiores de cultura». Se presentaba en Madrid ((Auditorio Nacioanl de Música) The Academy of Saint Martin of the Fiels, con un programa que incluia dos Sinfonías de Beethoven, primera y séptima, y el concierto para violín n.1 de Bruch, bajo la «dirección» (The Academy es una formación sin «director » al uso) de Joshua Bell.
Cuando hablo de manifestaciones superiores de cultura, me refiero a toda expresión debida al ingenio humano que trasciende para conmovernos (Dic. RAE :tr1. tr. Perturbar, inquietar, alterar, mover fuertemente o con eficacia).
Que en los tiempos que corren alguien pueda sostener el planteamiento cazurro y grosero de equiparar la CULTURA con la industria del show bussiness, es que no merece compartir el mismo aire que respiran talentos como los integrnates de Accademy of Saint Martin in the Fields, los compositores interpretados y los aficionados que los admiramos.
Recordaré un momento de éxtasis con el segundo movimiento de la Séptima Sinfonía de Beethoven.
Me podría detener si supiera explicarlo en la interpretación del Adagio del Concierto para Violín de Bruch a cargo de Joshua Bell, y cómo jugaba con las notas de una forma perceptible aún para una aficionada absolutamente amateur como yo lo soy.
Si desde la fundación de esta formación en 1958, se ha podido continuar una labor a cargo de los músicos más eminentes sin problemas de liderazgos ególatras, es que aún hay esperanza.
Para Javier, el musicólogo indulgente.